para estúpidos

2.4.07

A propósito de días lluviosos

Ustedes comprenderán que los días como hoy nos traen alegría, eso generalmente, porque crecen las verduras y las vacas pastan aquí en el campo, y los limones se agrandan. Pero a mí (y tengo a Braulio por testigo) me ha tocado ponerme a llorar como el cielo. Más que llorar, que puede que exagere un poco, me puse triste. Sí, desde ayer. Será que ya estoy vieja (y algunos dicen que deje de repetirlo, que de tanto decirlo voy a acabar haciendo crecer las arrugas, como las verduras bajo el agüita de la lluvia), será que se me va secando el corazón y me da pena, ay, penita mía. Más que pa chacareras hoy estoy para vidalas, y Braulio me ha dicho que deje de lamentarme por lo que el tiempo se llevó. El tiempo, mis testarudas decisiones, mi salud emocional... En fin, como dice el limonero cada vez que me quiere cobrar los limones de la siesta, que la cosa no está para tirar flores al chancho. Y vete a saber si ando pensando en el finado, en el rayo que lo partió en dos. Lamentando que el destino me haya ayudado a olvidarlo. Homenajeando mi último luto...
La conclusión me la dio Jaime Roos con su candombe: adiós juventud, adiós carnaval. Y esa es mi pena de hoy.

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