para estúpidos

7.2.07

¿Los gatos son estúpidos?

Bajo sospecha de que aquí se hable de gatos y de nada más, hago un llamamiento a los amantes de los perros, porque estamos hartos de la “belleza” de los gatos. Sí, todos sabemos que los gatos son independientes, que rezuman sensualidad, adorables y misteriosas motas de pelo… pero por favor, señores, por aquí hay mucho Baudelaire y Poe, que ya está bien, pero no dejemos que los gatos nos invadan el blog, venga ya de gatos, ¡que me cabreo!
¿Es que a los estúpidos les gustan los gatos? ¿O es que los gatos son más estúpidos que los perros? Señores, no nos confundamos al pensar que nos gustan los gatos si en realidad lo que nos gusta es ser como los gatos.
A mí, por ejemplo, me gustan los perros. Los perros, y con esto convenzo a cualquiera, han servido al hombre desde siempre, y el muy cabrón ha sabido acostumbrarse a nosotros para aprovecharse. Con el perro hay una relación de reciprocidad basada en el interés, es una transacción comercial justa. En el Oxford Dictionary of domestics animals, se dice: ”Aún el perro más introvertido, distraído y flojo puede más fácil obedecer al entrenamiento que, por ejemplo, un gato. La habilidad de obedecer y aprender sin embargo no es la única medida de su inteligencia.”
Yo empezaría a dejar de lado a los Baudelaires y los Poes y me centraría en los Kafkas y Cervantes. Con esto, queridos estúpidos, me refiero a que nos estamos cansando (yo y mi equipo editorial) de tanto romanticismo adolescente, necesitamos que la madurez capaz de reír de sí misma comience a gobernar. Ya se sabe que nadie quiere ser perro y que todos quieren ser gatos a la hora de hipnotizar a los demás.

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