Mi entrada la estupidez

¡ Bueno está ¡, que me tomen por necio, bobo y rudo vale por un momento, puedo soportar todo un cubil de barbarismos lanzados sin sentido a mi estimado tímpano sin que se me reseque la masa cerebral que tengo (poca, por cierto). Mi entrada a la estupidez no podía ser otra. Miren ustedes, la estupidez, el sin sentido, estulticia mísera y paupérrima..no es cosa de locos, es de humanos. Y estamos atravesando la era más estúpida del ser humano. Cómo explicar si no la rueda que hemos creado, de la que quisieramos salir y no salimos por miedo a quedar fuera. Trabajas porque te hipotecas, te hipotecas porque trabajas, amas, desamas, pero sin perder el norte, que de sentimentalismos estamos más que hartos; y la rueda gira, gira y gira. Y criticamos por doquier, o por naturaleza, blasfemamos, ¡nos estresamos hasta por follar¡ Perdonen mis delirios, sólo escribo cosas que me cruzan por la cabeza, y perdonen mi ausencia, cosas que pasan, uno mira al frente, sigue mirando al frente, no para de mirar al frente...hasta que tropiezas, caes, y te das cuenta que has hecho el estúpido mucho tiempo. Pero digamos cosas bonitas, como en los anuncios, bebamos cocacola, comamos chocolatinas adelgazantes, mira qué coche...( a partir de ahora mi cerebro pertenece a los circuitos televisivos, no pienso.....). ¡Otra caída¡ Miren que tonto, por ahí va el tonto de Sancho. Pero dejemos, por momento, mi nombre. Aquí mi entrada a la estupidez, como dice el refrán, más vale tarde que nunca, y perdonen, mis queridos, por este retraso. Sólo decirle a Ludovica que si no dejé mis palomas libres con anterioridad ha sido por miedo a que se me caguen encima, cuestión de higiene, ya me entiendes. Nos encontraremos en la próxima cita: en la residencia de los trece gatos.